sábado, 29 de marzo de 2014

Sumiller

*

Tenso y ácido, delicado afinamiento
casi meloso, con ribetes impulsivos
del glamour más irrespetuoso.

¿Cosquilleante? Sólo a altas temperaturas.

Y ese leve dulzor, comme il faut
su beso fresco y especiado
del amante que retiene taninos de canela.

Qué decir, su paso por boca
deleita en su marcada calidez
y abrumador carácter de arcilla,
bouquet de sensaciones en mi copa.  

*

Caliéntame los pies que tengo frío

Algo tenía que hacer, no lo recuerda,
sabe que sus pies son demasiado lentos,
que las llaves abren el deshielo,
y afuera nadie sabe lo que quiere.

Ella le mira como a un bebé por si respira,
se apoya mientras plancha su camisa de silencio,
le habla del tiempo y retratos en las paredes
de rostros que vienen con visita de médico,
todos dan consejos: debes hacer esto,
todos saben tanto, que dejan el coche en doble fila
para salir corriendo.

Él ya no recuerda el nombre de los árboles,
es una escalera que sólo desciende,
se le ha negado la alegría y vuela cuervos
porque sus manos se han olvidado de vestirse,
y la cuchara le mira con desconcierto;
por eso a veces llora, aunque no lo sepa
llora y se hace un nudo huérfano.

Nada sabe de nada,
parece que a nadie quiere,
pero Ella, con el mismo cariño,
sigue calentando sus pies
cuando tiene frío.



*