jueves, 28 de enero de 2010

Con toda palabra




Todo luz
y una palabra:
amor.

Anochecer,
a veces enfadados,
disimular ver tu nuca
y no poder besarla.

Amanecer
y saber que estás,
la alegría,
y en el desayuno
las miradas
y sólo el ojal de la camisa se resiste.

Envejecemos
bebiéndonos a besos,

yo
y el amor.


*




Lhasa de Sela- Con toda palabra

martes, 26 de enero de 2010

Cuando navego por el mar de tu universo




A veces me descubro abrazada a tu ausencia,
y es algo así como si quisiera escalar una montaña en patines.



Siempre es al alba cuando los sueños pulsan
y los ojos husmean hacia adentro,
las manos vuelan deseos para hacerse momentos de agua.

En la distancia de tu gesto quiero ser un árbol
y quien dice árbol, ser ave y remontarte,
aunque no sé si es la palabra exacta, se asemeja.

Renacer, tal vez, y anidarte entre mis manos
para dilatar los sentidos y temblar al rozarte,
prolongar besos por el camino de tu nuca,
contracorriente, cautivando espacios.

Suele ser en algunos instantes, no todos, pero casi,
cuando navego por el mar de tu universo
que desdoblo las esquinas furtivas de tus ojeras,
y entonces, ya no quiero ser árbol, ni ave,
quiero ser tu sol, tu luna o tu estrella.
¡Qué tonta eres! - me digo- ahora sueñas despierta,
(pero es que te quiero tanto, así, a mi manera,
que me duele todo, menos cuando sonríes)
y me estrujo a ti como una huella, o una costumbre,
que a destiempo invoca la fuente de tus labios.


*

viernes, 22 de enero de 2010

Desnuda, como un silencio de lago




Desnuda
como un silencio de lago
que acampa en tu orilla,
anido con tulipanes
el incendio de tu espalda.

Navego alófana entre tus yerbas
donde entrego mi voz y mi alma.

Mírame,
mira mi piel en la tierra
rezuma del almizcle de tu cuerpo.


*

martes, 19 de enero de 2010

Nocturno



Murmura un canto de lluvia en mis labios,
hay un olor de manzana en los dedos
que quieren desnudar tu piel de bruma.

Es una trova que se enreda en los cabellos,
como un fuego de campo de amapolas
o un vuelo que galopa hacia tu tarde.

Dulcemente, asoma un rubor de naranja sanguina,
imagino cómo serán tus ojos cuando roban sonrisas,
y se me ocurre que tu pecho son magnolias.

Luego te rozo, siempre antes de que amanezca,
poso un beso en tu sien y salgo corriendo
como gacela para no despertarte
y que se haga añicos este sueño de azúcar.

*

lunes, 18 de enero de 2010

Pronúnciame en tus ojos




Tu boca es el ánfora
donde el agua sueña con evaporarse
en una porción de cielo
–amor que, como el cielo, es infinito–.
El Beso que oscila
(Óscar Bartolomé Poy)



Indulgente quietud ampara el lago,
un lecho de remanso en su margen oculto
donde el agua sueña con evaporarse
y deja su huella entusiasta entre las diminutas flores.


Acércate cascada a mi frente que vuela,
rocíame con tu beso marino y misterioso,
deja que tiemble viva en tu desnuda lluvia,
y en tu acentuado soplo brotarán livianos mis pétalos.

Pronúnciame en tus ojos para morir amada
mientras bebo del venero de tus labios frescos,
que lentos, se aproximan al cauce de mis muslos
para ofrecerme sin huidas la fluidez dúctil y voraz
donde me descubro peregrina cuando me escampas.


*

jueves, 14 de enero de 2010

Llueve, anochece y llueve



"¿De qué beso lejano retornaste
que reconozco cada uno de sus fuegos"
(María Clara González)



Llueve, anochece y llueve,
muerdo el susurro de mis labios,
tu vientre -orilla silenciosa-
donde remo corriente abajo
mientras cae una llovizna de alfileres por la piel.

Llueve, anochece y llueve,
navego por la estela de tu espalda
y rezuman agua los rumores de la nuca.

¿De qué beso lejano retornaste
empapando mi madrugada de lluvia?

Llueve, desbordándose una guerra de ascuas
que se ahogan febriles en las entrañas.
Camino un sueño por una alfombra de pinares,
me doblego y busco su luz.

Llueve, anochece y llueve,
despunta el olor a primaveras
y reconozco el sol en tu mirada.


*

lunes, 11 de enero de 2010

¿De sus ojos, de sus manos, de sus labios…?



Lleva en sus manos el aroma del Aliso
y en su pecho asila un denuedo apretado.

Apasionado es su beso de madrigal blanco
y sus ojos arrullan como un salto de agua.

Yo no quiero ser de ellos desprendida,
de sus ojos, los que arrullan.
¡Ah sus ojos, emancipan los océanos!
Sólo en su cristalino indómito
soy consciente de lo que es el amor,
de la ternura que no se adultera en el tiempo,
y de sus pestañas de Albatros en desbandada.

¡Oh! Su aliento cuando invade mi desnudez,
o su voz cuando me nombra de madrugada.
¿Y sus labios? ¡Ay, sus labios de marea en calma!
Son manzanas que se hacen agua en mi boca
y silban huracanes que me arquean y desarman.

De sus ojos muy abiertos la sed y el hambre
que abarcan del cielo las estrellas, toditastodas,
para que las mire en sus pupilas de nomeolvides.

No, yo no quiero ser sin Él,
ni estar de sus ojos una mañana desprendida
ni de sus manos… ni de sus labios...


*

jueves, 7 de enero de 2010

Entre brevas y besos




He volado en el sereno de tus ojos,
volado sí,
como vuela un pez o una gaviota,
no me hace falta revelarte mis silencios,
tú, me escuchas aunque no hable,
y sabes lo que digo cuando pienso.

A veces, quiero decirte cosas,
creo que por eso escribo versos,
quiero decirte entre quereres,
que además de volar en tus ojos,
quiero ennoblecerme en tus manos,
como esa breva que amansa con ternura tus dedos,
y que me lleves a tu boca
que sorbo a sorbo me endulces
con el almíbar de un te quiero
y sostenernos volando,
en silencio,
dejar que pase el tiempo
y envejecer queriéndonos
entre brevas y besos.


*

lunes, 4 de enero de 2010

¡Amanece, Bella Aurora!



(William Bouguereau)Eos-Aurora


Amanece danzarina con sus dedos rosados
para reposar jazmines en los lechos.

Y sus piececillos de baladre correteando entre la hierba alta,
muy alta,
tan alta que casi no puedes verla,
apenas su cabello que obedece al viento,
o acaso sus manos perfilando soles sobre un lirio temprano.

¡Siéntela, siéntela! ¡Bella Aurora!

¿No escuchas la brisa entre los álamos?
Si cierras los ojos, sentirás que te rapta,
que te rapta…
¡Vamos ciérralos! no puedes engañarla,
la llevas en tus manos, plena como un lucero,
inasible a tu piel se amalgama.

¡Mira! mira esa luz que no fenece
y que ilumina bermeja tus mejillas,
ese rescoldo de frescor que ofrece su desnudez bizarra,
y su sonrisa quieta,
y su piel de nácar.

Toda ella tejida de flores arrullando a las aves
y la tibieza callada en sus labios,
su brillo divino constante,
sus colores son un vocerío de promiscuos manantiales,
contémplala, sí, contempla la belleza amanecida
su ambrosía que despierta viva vida.



*